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Goldman Sachs: El “vampiro” de la crisis (página 2)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

Su testamento, redactado pocos días antes de su
muerte, contenía un reglamento estricto de cómo se
debían dirigir los negocios familiares:

  • Todas las posiciones claves deben ser ocupadas por
    miembros de la familia.

  • En los negocios solamente pueden participar los
    miembros de la familia varones.

  • El hijo mayor del hijo mayor debe ser la cabeza de
    la familia, siempre y cuando la mayoría de la familia
    no decida lo contrario.

  • La familia debe casarse entre sí con sus
    primos de primero y segundo grado.

  • No debe haber ninguna auditoría
    jurídica y ninguna publicación de los
    bienes.

La segunda generación

Mayer Amnschel Rothschild aseguró la
expansión de su empresa a través de sus hijos
quienes se instalaron en cinco ciudades de Europa, de las
más importantes de aquel entonces. Todos ellos se
dedicaron al mismo negocio que su padre. Mientras Amschel Mayer
permaneció en la casa matriz en Fráncfort, abrieron
sucursales en Viena, Londres, París y
Nápoles.

Amschel hijo se quedó en Fráncfort, Karl
se instaló en Nápoles, Natham en Londres y
Salomón marchó a París. Salomón se
instaló finalmente en Viena y quién lo
reemplazó en París fue el menor de los hijos de
Mayer, Jakob que adoptó el nombre de James.

Amnschel Rothschild se hizo cargo de la casa matriz en
Fráncfort tras la muerte de su padre. Fráncfort
siguió siendo el principal centro de reunión de la
familia.

Salomon Rothschild abrió un banco en Viena en
1821. Entre otros, otorgó un crédito al gobierno
austriaco de 900.000 florines. El príncipe Metternich y la
casa Habsburg le quedaron endeudados. Se convirtió en el
más importante financiador del estado austriaco y uno de
los más grandes terratenientes. El banco en Viena
perduró hasta 1938 cuando Hitler anexionó Austria a
la Alemania nazi.

Nathan Mayer Rothschild emigró a Gran
Bretaña a los 21 años.

En 1808 fundó el banco N.M. Rothschild & Sons
en Londres, que aun sigue operando con éxito. Nathan
invirtió el dinero del arriendo de soldados de Guillermo I
en oro de la Compañía Británica de las
Indias Orientales; posteriormente, este oro fue empleado para
financiar la campaña del Duque de Wellington.

Algunos hechos destacables

"Permitidme fabricar y controlar el dinero de una
nación y ya no me importará quién la
gobierne" (Mayer Amschel Rothschild).

En una época en que los gobernantes gozaban de
poder absoluto sobre sus súbditos, como era aquella de las
monarquías, la solución que encontraron los
banqueros para no perder su dinero y su cabeza, cuando los reyes
comenzaron a acudir a ellos en busca de dinero para financiar sus
guerras, fue la de financiar a ambos rivales; al oponente se le
financiaba discretamente. También exigían cierta
cuota de poder real inmediato, en forma de títulos de
nobleza, tierras o negocios públicos. Esta doble
estrategia tenía la ventaja de asegurarse siempre el
retorno del dinero y el mantener la cabeza en su
puesto.

Fue la marca distintiva de determinadas familias de
banqueros, entre ellas la que nos ocupa, quienes en el siglo XIX
adoptaron una pose cosmopolita, una proyección social y un
interés exagerado en asumir las deudas de los distintos
gobiernos, por lo que se los acabó conociendo como
"banqueros internacionales".

Simultáneamente a que Mayer Amschel se
enriquecía gracias a su gran voluntad, ingenio y falta de
escrúpulos, Adam Weishaupt fundaba la orden de "Los
Perfectibilistas", mejor conocida como los Illuminati. Mayer
Amschel pronto comprendió que ambos deseaban lo mismo,
cambiar el statu quo hacia un formato que los favoreciera; sin
embargo habría que actuar entre bambalinas, los Illuminati
ya habían sido oficialmente destruidos en 1784 y sus
miembros destituidos se encontraban en la clandestinidad en la
época en la que Mayer Amschel los congregó en su
casa de Frankfurt en 1786, siendo el objeto principal de la
reunión analizar los nuevos e importantes planteamientos
de la Revolución francesa. Algunos años más
tarde el diputado y miembro del Comité de Salud
Pública de la Asamblea Nacional Joseph Cambron, recordaba
que a partir de 1789 "la gran Revolución golpeó a
todo el mundo excepto a los financieros"…

Jugada
maestra

Durante las guerras napoleónicas, los Rothschild
apoyaban por igual a Bonaparte y a Wellington, pero la jugada
maestra la hicieron a raíz de la batalla de Waterloo. Uno
de ellos fue espectador privilegiado de esta batalla y una vez
que se aseguró que Marte sonreía a Inglaterra y
Prusia, salió al galope reventando sucesivas monturas,
pagó un dineral para cruzar el canal de la Mancha y luego
continuó su galope hasta Londres donde en la Bolsa de
Valores inglesa se puso a vender desesperadamente acciones a
cualquier precio. Los demás agentes de bolsa, conociendo
el valor de la información que manejaban los Rothschild,
interpretaron que Napoleón había ganado la batalla,
con lo que el pánico se apoderó del mercado que
cayó a mínimos nunca vistos. Un pequeño
grupo de agentes compraban anónimamente para Rothschild
las acciones de la deuda de guerra británica que se
vendían a un precio miserable.

A partir de este punto de inflexión, los
Rothschild no hicieron más que incrementar su poder hasta
quedar sin rivales en Europa y comenzó para ellos un nuevo
desafío, la conquista de América.

La Empresa
Rothschild a través de los siglos

Siglo XIX

En este siglo, los Rothschild, para entonces nobles,
financiaron la industria, los ferrocarriles y la
construcción del Canal de Suez. Con un sistema especial de
préstamos estatales hicieron al gobierno francés
independiente de las autorizaciones de impuestos del parlamento,
lo que revela la fragilidad de las instituciones
democráticas frente al empuje de los
financieros.

Con el advenimiento de las grandes industrias y la banca
de valores, el imperio de los Rothschild se mantuvo en segundo
plano, financiando a familias emergentes en el mundo de las
finanzas como los Morgan, los Warburg y los Rockefeller en
Estados Unidos. A través de su influencia sobre estas
poderosas familias tuvieron un control enorme sobre la
política y el desarrollo de los Estados Unidos.
También estuvieron involucrados en la realización
del proyecto original del "Acta de la Reserva Federal" y su
posterior aprobación en el Congreso de los Estados
Unidos.

Actualidad, siglo XX y comienzos del siglo
XXI

La Banca Rothschild controla actualmente el mercado
mundial de oro…

Voluntad de anonimato

En el oligopolio mundial energético tiene gran
influencia la empresa Royal Dutch Shell, en parte propiedad de
las coronas británica y holandesa, y financiada en buena
medida por la familia Rothschild, antigua financiera europea de
varias coronas reales, especialmente a la hora de financiar
guerras. Y caracterizada por auxiliar financieramente a la vez, a
los dos bandos contendientes.

Los Rothschild han sido financieros de los Rockefeller y
de todo el desarrollo petrolífero, ferroviario y bancario
en Estados Unidos a través de los Morgan (banca y
ferrocarriles), Harriman (ferrocarriles y altas finanzas) y
Rockefeller (petróleo y banca). De modo que en el siglo
XIX, el control de los ferrocarriles, el petróleo y la
banca implicaba controlar gran parte del poder real en los
Estados Unidos. Resulta muy llamativo que, en la reciente
biografía oficial escrita por Niall Ferguson en Oxford,
intenten mostrarse a sí mismos como un poder en decadencia
desde mediados del siglo XIX, argumentando que no pudieron
instalarse como banca en los Estados Unidos. Resulta
contradictorio con el hecho de que a través de la
financiación ejercen control sobre los tres principales
negocios de Estados Unidos.

Hay en esta familia la voluntad de pasar desapercibida,
y esta búsqueda de anonimato está relacionada
también con que actualmente el clan Rothschild sólo
presta su apellido a bancos de inversión singularmente
pequeños.

Adagio non troppo: Too big or not to be (that is the
question…)

La industria recibe cinco billones en apoyos de las
arcas públicas

Hasta octubre de 2009, sujetar el sistema financiero
mundial ha supuesto para los Gobiernos instrumentar más de
5 billones de euros de ayudas de todo tipo: inyecciones de
fondos, compra de acciones o participaciones preferentes,
adquisiciones temporales de activos, oferta de avales para emitir
deuda corporativa…

Y la impresionante factura corresponde tan sólo a
once países examinados por el Banco de Pagos de Basilea,
el organismo que fija las recomendaciones en materia de capital
seguidas voluntariamente por casi el conjunto de la banca
mundial.

Para los mercados estudiados -obviamente incluye los
más activos en rescates- la mareante cifra equivale al
18,8% del Producto Interior Bruto (PIB). Algo menos de la mitad,
2 billones de euros, es inoculación directa de fondos
procedentes de las arcas públicas.

En Reino Unido las inyecciones de capital representan un
44,1% de la riqueza nacional (PIB) y en Holanda el 16,6%. Frente
a ellos, Japón apenas utiliza un montante equivalente al
0,10%, e Italia el 0,6%.

¿Por qué el auxilio?

Tal hemorragia de fondos a favor de la banca ha
despertado cierta perplejidad entre los ciudadanos. De no haber
asistido a los grupos financieros, el riesgo de colapso del
sistema era tan evidente que los gobiernos acordaron el auxilio
para evitar que una cadena de quiebras rompiese el sistema que
sustenta los pagos y cobros en toda economía y garantiza
la financiación de hogares y tejido productivo.

Intervinieron para evitar que el miedo al colapso
provocase una retirada masiva del ahorro de los ciudadanos,
afectando en última instancia a la economía
real.

"Too big to fail" (muy grande para caer) era el criterio
aplicado en las primeras intervenciones para decidir o no a los
bancos en dificultades. Se trataba de evitar colapsos con riesgos
de hacer tambalear al conjunto del sistema, que salvaron de la
quema a las hipotecarias Fannie Mae o Freddie Mac, a la
aseguradora AIG y a bancos como Fortis, Bear
Stearns…

Lehman Brothers fue la excepción que
cuestionó la regla. Su quiebra puso al límite la
resistencia de la banca. Era el 15 de septiembre de 2008. Luego
se agolparon las ayudas a mayor
discreción…

La crisis divide a los colosos bancarios en posibles
compradores y vendedores

El tsunami financiero y la recesión
económica dividen, como si se tratase de dos equipos
enfrentados, a los titanes de la liga bancaria: unos debilitados
por la situación u obligados a reestructurarse por
exigencia del guión si precisaron el auxilio de fondos
públicos, cuelgan carteles de "se vende" a negocios,
filiales y divisiones. Otros, los que evitaron inyecciones del
erario y tuvieron el acierto de no sucumbir a las antes
tentadoras rentabilidades de las subprime que hoy devoran los
balances o lo hicieron con mesura, saltan a las quinielas como
potenciales compradores.

A largo plazo, los analistas dan por seguro que
asistiremos a una avalancha o goteo masivo de desinversiones en
negocios, redes o filiales, que aprovecharán los
más fuertes

Mientras tanto la banca ha incrementado su
colchón de liquidez con el objetivo de afrontar futuros
problemas de recursos susceptibles de ocurrir aún en la
fase de salida de la crisis económica. La estrategia es
pedir dinero en exceso al BCE o a la FED y mantenerlo en
liquidez. Su coste es muy bajo: sólo del 1% o menos. Luego
pueden invertir los fondos en deuda pública y conseguir
una rentabilidad superior, con la máxima solvencia de los
títulos públicos.

La confección de un colchón de liquidez a
base del endeudamiento supone la mejor manera de lograr el
objetivo. Existen otras dos vías para lograrlo: reducir el
nivel de crédito y la recapitalización preventiva.
Pero reducir el crédito puede implicar que se impida la
realización de proyectos rentables o riesgos para la banca
si se decide a proceder a una venta masiva de activos. En lo que
se refiere a las recapitalizaciones preventivas, entrañan
el riesgo de generar distorsiones de competencia: entre los
bancos ayudados con recursos públicos y el
resto.

De la "relajación cuantitativa" a la
"relajación cualitativa"

Ante el excesivo endeudamiento y las malas inversiones
acometidas en la etapa del auge, los gobiernos y bancos centrales
han decidido no facilitar un proceso deflacionario que implicara
la liquidación de esas malas inversiones, y el
desapalancamiento generalizado, por miedo a los efectos que esto
podría generar. Sin embargo, tarde o temprano, ese proceso
tiene que suceder, si se quiere salir de la recesión y
entrar de nuevo en la senda del crecimiento.

Los agentes económicos vivieron durante
años adictos al dinero fácil y abundante, pensando
que esas condiciones durarían para siempre. Desde 2007 se
han visto los efectos de esas políticas expansivas en
forma de crisis, pero se ha preferido no reconocer la realidad, y
mantener al adicto sistema al dinero con altas dosis, generadas
por la banca central.

En lugar de quitarle la botella de whisky al
alcohólico y dejarle pasar una inevitable, necesaria pero
dolorosa resaca, se ha elegido inyectarle por vena nuevas dosis
de whisky, con la vana esperanza de que desaparezcan de forma
mágica los efectos del exceso de alcohol.

Primero le apagaron el fuego "gratis" a la banca
(agregándoles madera, de ser necesario, para que calmaran
sus ansiedades pirómanas), luego le modificaron los
reglamentos para exculparla del incendio, después le
prestaron dinero a bajo costo para que compraran la madera
quemada y finalmente le pagan intereses más altos para que
mantengan la madera guardada en los depósitos fiscales. Es
el mayor rescate de la Historia del sector privado con fondos del
contribuyente. O sea, con nuestros impuestos.

La consecuencia primera y principal de los
hercúleos esfuerzos de los gobiernos de todo el mundo por
rescatar sus economías ha sido una socialización
masiva del riesgo y una privatización de los beneficios.
¡Manos arriba!, esto es un banco. Cosa de locos…
¿o de película?

Don Regan, consejero delegado de Merrill Lynch,
permanece al lado del presidente Reagan mientras éste
pronuncia un pequeño discurso. Pero debe estar
demorándose más de la cuenta, por lo que Don, que
comienza a impacientarse, se acerca al presidente de los EEUU con
cara seria y le espeta con tono firme: "Date prisa". Ronald
Reagan asiente y procede, con aire obediente, a agilizar su
intervención. La escena puede verse en la última
película de Michael Moore, Capitalismo, una historia de
amor, que se estrenará el próximo 20 de noviembre
en España, y donde el cineasta la utiliza como
metáfora de la relación entre el poder financiero y
el poder político: unos mandan, otros obedecen.

Pero no se trata sólo de la opinión
vertida por un director de cine. Más al contrario, se
trata de una creencia que está consolidándose entre
amplias capas de la población occidental, especialmente a
partir de la crisis y de sus planes de rescate. Desde entonces,
son frecuentes las noticias que resaltan las intensas uniones
entre los poderes político y económico. Así,
medios estadounidenses han resaltado cómo el gobierno
económico de Reagan estuvo directamente inspirado por las
doctrinas que emanaban de Merril Lynch, cómo muchos altos
cargos de los últimos tiempos provienen de Goldman Sachs
(es el caso de Henry Paulson, Lawrence Summers o Mark Patterson),
cómo hay que haber trabajado en los más influyentes
grupos financieros para acceder a un puesto en la Reserva Federal
(ocurre con Rick Rubin, Ben Bernanke o Tim Geithner) o
cómo las políticas nacionales están siendo
dirigidas más para beneficiar a actores concretos que al
propio país. En ese orden, la empresa estrella de las
críticas es Goldman Sachs, no sólo por el
número de ex directivos suyos que han pasado a formar
parte del gobierno de Estados Unidos sino porque se le ha
atribuido un papel principal en esta crisis. En un
artículo en Rolling Stone, el periodista Matt Taibbi
afirmaba que Goldman Sachs ha jugado siempre al mismo juego:
situarse en medio de una burbuja especulativa, atrayendo los
recursos de la clase media para invertirlos en bienes que sabe
que se depreciarán. Y sacando además partido del
ciclo contrario: cuando la burbuja explota, presta dinero con
interés para remontar la crisis. Lo que ocurre, y en esto
radicaba la gravedad de las afirmaciones de Taibbi, es que
Goldman lo hacía no sólo gracias a la complicidad
del regulador sino con su participación necesaria. Sin el
cambio de las normas promovido por los políticos no
hubiera sido posible ni la creación de grandes
conglomerados bancarios como AIG, Citigroup o Bank of America ni
el gran margen de actuación del que gozaron. En
definitiva, estaríamos ante hechos que demostrarían
cómo, en nuestro mundo, el poder financiero se afirma muy
por encima del político.

Finale presto: Goldman & God-man (en busca del
dinero "prometido")

Goldman ha alcanzado el cénit de su influencia
de la mano del que fuera su presidente Hank Paulson, a la
sazón Secretario de Tesoro norteamericano hasta el
desembarco de Tim Geithner como parte del equipo de Obama. Tras
el colapso financiero, el dinero parecía haberse
evaporado. La cacería de Goldman necesitaba nuevas piezas
que abatir. Y sólo las podía encontrar allá
donde seguro había capital del que alimentarse: las arcas
públicas Es en el mayor rescate de la Historia donde la
entidad va a hacer patente su influencia. De hecho, no
sólo consiguió posicionar a uno de sus chicos en la
gestión del Fondo de Rescate sino que se benefició
de una serie de decisiones que le han permitido salir casi de
rositas de la coyuntura actual. Como entendió
perfectamente en su momento Warren Buffett, verdaderamente
Goldman is too big to fail. No es de extrañar que haya
sido su principal apuesta bancaria en la crisis.

Y los de Wall Street tienen todos los incentivos
necesarios para seguir jugando al mismo juego. Las enormes primas
que Goldman continúa repartiendo ponen de manifiesto que
las empresas de altos vuelos del sector financiero siguen
funcionando según el sistema de que si sale cara ellas
ganan y si sale cruz otros pierden.

Ello en gran parte se debe al enorme poder
político que los grandes intereses financieros ejercen
sobre el sistema.

El
"tráfico" viene de lejos…

"Pregunta: ¿Qué tienen en común el
artífice del dólar fuerte de los 90 con el hombre
al que George W. Bush encargó el martes que reactive su
agenda económica? ¿Y el encargado de que el Banco
de Italia recupere el prestigio que aniquiló Antonio Fazio
con el directivo que el jueves lanzó la mayor
consolidación bursátil de la Historia? ¿Y
todos ellos con el máximo responsable de la agenda
política del presidente de Estados Unidos? Respuesta:
Todos ellos han llegado a sus actuales cargos desde el banco de
inversión Goldman Sachs.". Goldman Sachs, semillero de
líderes mundiales (El Mundo – 4/6/06 – Por Pablo
Pardo / Washington)

Resulta difícil que pasen dos o tres días
sin que algún ex Goldman salga en la primera página
de la prensa internacional. El martes, el presidente del banco,
Henry M. Paulson anunció que se marcha para convertirse en
Secretario del Tesoro. Era inevitable comparar la decisión
de Paulson con la de Robert Rubin, que en 1994 hizo exactamente
el mismo viaje y se convirtió en el inventor del
dólar fuerte, que llevó a la divisa estadounidense
a rozar las 200 pesetas de la época (un 56% más de
lo que hoy vale). La agencia de noticias Bloomberg
calificó el nombramiento como la segunda venida de
Rubin.

Rubin ha salido hace poco en la primera página de
Financial Times, ya que ha lanzado un programa para que los
demócratas retomen la iniciativa en política
económica. Un plan que, de tener éxito,
pondría en aprietos a Joshua Bolten, que desde que en 2000
dejó Goldman Sachs en Londres para asesorar al entonces
candidato a la presidencia George W. Bush no ha dejado de
ascender en el mundo político, hasta que el 28 de marzo se
convirtió en el jefe del gabinete del presidente de EEUU y
empezó a dirigir un giro al centro en el Gobierno, cuyo
último paso ha sido el nombramiento de Paulson.

Entretanto, el jueves por la noche, la Bolsa de Nueva
York, cuyo consejero delegado es John Thain, anunciaba la compra
de Euronext, es decir, de las bolsas de París,
Ámsterdam, Bruselas y Lisboa, y del mercado de futuros de
Londres. Thain había sido el predecesor de Paulson en la
presidencia de Goldman Sachs. A su vez, Thain llegó a la
dirección del banco cuando el anterior presidente, John
Corzine, dejó el cargo para entrar en política. El
17 de enero, Corzine juró el cargo de gobernador del
Estado de Nueva Jersey.

HENRY PAULSON ha convertido a Goldman Sachs en "el
epitome del sistema financiero moderno" y con "un poder
mágico", según The Economist. Su reto ahora es
lograr el mismo éxito en el Tesoro de EEUU.

JOSHUA BOLTEN llegó de Goldman en Londres a la
política estadounidense, y se ha convertido en la mano
derecha de Bush. Ha llevado a cabo un drástico giro al
centro, aunque no ha logrado que la popularidad de Bush deje de
caer.

MARIO DRAGHI, el nuevo gobernador del Banco de Italia
tiene la difícil misión de recuperar el
crédito perdido por su antecesor, el polémico
Antonio Fazio. Draghi era vicepresidente de Goldman International
desde 2002.

JOHN A. THAIN asumió las riendas del NYSE en
pleno escándalo por la remuneración de su
presidente, Richard Grasso. Ha dirigido las dos mayores fusiones
de Bolsas del mundo, con Archipelago y con Euronext.

Como dijo una vez Paulson, "Goldman es un sitio duro
para que te admitan, un sitio duro para que te promocionen y un
sitio duro para estar". Eso sí, los que resisten pueden
aspirar a ser secretarios del Tesoro.

Olvidémonos de las habituales conspiraciones. Lo
que dirige el mundo no es un monje albino del Opus Dei asesinando
a la gente, como sugiere el éxito cinematográfico
El código da Vinci, sino La firma (The Firm), que es el
nombre informal del venerable banco de inversión fundado
en 1869 por el inmigrante judío alemán nacido
Marcus Goldman, en el que 23 años después
entró su yerno, Sam Sachs.

"Goldman Sachs, JP Morgan y Credit Suisse están
emergiendo de los escombros de la recesión global como los
grandes ganadores en la banca de inversión, seguidos de
cerca por Deutsche Bank y Barclays Capital. Este nuevo grupo de
entidades encamina sus pasos hacia los grandes beneficios y no
titubea a la hora de robar los talentos que se hallan estancados
entre las plantillas de directivos de las compañías
rivales". Nuevos Reyes en Wall Street: Goldman Sachs, JP Morgan,
Credit Suisse, Deutsche Bank y Barclays (El Economista –
27/6/09 – Por Iain Dey / Sunday Times)

Los analistas creen que en los próximos dos
años estos cinco bancos dirigirán la súper
liga de los gigantes financieros, obteniendo miles de millones
por las continuas tensiones de los mercados financieros. De
hecho, a estos bancos no se les ha dudado en apodar como los
nuevos reyes de Wall Street. "Aquellos bancos que han salido de
esta crisis con sus marcas intactas, la reputación de su
gestión intacta y sin ser propiedad del gobierno, se han
encontrado con una enorme ventaja", asevera un alto directivo de
uno de los bancos más grandes del mundo.

Lloyd Blankfein, presidente de Goldman Sachs,
pasó un humilde memorándum entre sus directivos la
semana pasada, después de confirmar que el banco iba a
devolver los 10.000 millones de dólares que se vio
obligado a tomar prestados del Gobierno americano, justo en el
momento álgido de la crisis crediticia el pasado
otoño.

Aunque Goldman nunca había necesitado efectivo de
emergencia, Blankfein reconoció que la empresa estaba
"agradecida" por todo lo que el Gobierno había hecho por
estabilizar el sistema. "Pero la estabilidad real sólo
puede volver si nuestra industria acepta que ciertas
prácticas no eran saludables", escribió el
presidente de la firma.

Blankfein podría permitirse semejante
crítica, sobre todo porque Goldman anunció un
aumento de beneficios del 20% en el primer trimestre de 2009,
estimulado por un rendimiento sin precedentes de sus ingresos
fijos, divisas y negocios de comercio de materias primas. Y de
hecho, hay indicios de que el segundo trimestre la
situación continuará en la misma
línea.

… pero de
muy lejos

"En su edición del mes de julio, la revista
Rolling Stone recoge una pieza absolutamente demoledora acerca
del papel jugado por Goldman Sachs en la formación y
posterior estallido de las distintas burbujas que se han
producido en los mercados a lo largo del último siglo,
desde la Gran Depresión a nuestros días. Y no
sólo eso. El artículo, firmado por Matt Taibbi y
que se ha filtrado antes de su publicación, constata el
poder acumulado con el paso del tiempo por los distintos
banqueros de la Casa, estratégicamente situados hoy
día en puestos de influencia financiera alrededor del
Planeta; ahonda en el aprovechamiento en interés propio de
los sucesivos fenómenos de pánico y euforia, a cuya
gestación el banco de inversión habría
decididamente contribuido; y alimenta las sospechas acerca del
protagonismo que está jugando la entidad en la
gestación del siguiente gran descalabro… para todos
menos para ella." Goldman Sachs, vampiro del Capitalismo (El
Confidencial – 30/6/09 – Por S. McCoy)

El documento es extraordinario y no deja lugar a dudas
de su posicionamiento desde el primer párrafo, donde
califica a la firma de vampiro que clava sus colmillos
allá donde hay un dólar que ganar. Se extiende a lo
largo de doce páginas, que no tienen desperdicio.
Así, el autor no duda en afirmar que mientras
América da vueltas alrededor del sumidero, Goldman Sachs
ha encontrado el camino para ser él mismo ese sumidero: un
desafortunado agujero en el sistema capitalista
democrático occidental que nunca imaginó que, en
una sociedad pasivamente gobernada por la libertad de mercado y
de elección, la ambición organizada siempre
prevalece sobre la democracia desorganizada. Un análisis
interesante que pudiera parecer reduccionista, toda vez que carga
las tintas sobre la desmedida avaricia de los banqueros y se
olvida de otros responsables de la situación actual como
políticos, reguladores, agencias de rating, banqueros
centrales e, incluso, los propios ciudadanos. No es de
extrañar cuando se considera a gran parte de tales actores
como parte del universo Goldman.

Su crítica no queda ahí, sino que aterriza
desde lo genérico en lo específico: todo el dinero
que usted pierde va a algún sitio y, tanto en sentido
literal como figurativo, se puede decir que el destinatario es
Goldman. El banco se ha convertido en una gigantesca y
sofisticada máquina de convertir la riqueza de la sociedad
en beneficio para sus arcas (…) La fórmula es
relativamente simple: el banco de inversión se posiciona
en mitad de una burbuja especulativa, y vende productos que sabe
que son basura. Con la ayuda de una Administración
adecuadamente engrasada con sus donativos, consigue cantidades
ingentes de dinero de los incautos inversores. Cuando estalla la
situación se presenta como aquel benefactor que puede
aliviar la difícil situación de los sufridos
ciudadanos.

Así, Taibbi enumera hasta cinco ocasiones en las
que la actuación de Goldman habría sido, cuando
menos, cuestionable… para lucro de sus directivos y/o
empleados. En primer lugar, el reportero habla de la
participación de Goldman en los Investment Trust que tan
de moda estuvieron en los felices años 20 y cuyo colapso
acentuó la caída bursátil de finales de la
década. 475.000 millones de agujero a valor de hoy. Tras
un impasse de cerca de 70 años, en los que la entidad
adopta un modelo de banca a largo plazo, es con la llegada de su
empleado Robert Rubin a la Casa Blanca, y con el cambio que
impulsa de las reglas que hasta entonces regían los
mercados financieros, que Goldman vuelve a orientarse hacia el
pan para hoy, con independencia de lo que traiga el
mañana. Una tarea a la que contribuyeron otros reputados
miembros de la firma, citados adecuadamente a lo largo del
texto.

A partir de ese momento el banco vive sus momentos de
mayor esplendor, según el autor: manipulando valoraciones
y precios en las OPVs de los años dorados de las
compañías de Internet (cinco billones de
dólares de riqueza evaporada sólo en el Nasdaq),
gracias a la violación de la norma no escrita que limitaba
las salidas a bolsa a empresas rentables; fomentando la
titulización y aseguramiento de hipotecas de baja calidad
con el despegue del mercado inmobiliario, a la vez que apostaba
por su hundimiento hasta el punto de ser de las pocas sociedades
que se beneficiaron con su caída mediante la
utilización de instrumentos derivados; alentando la
inversión financiera en materias primas como el
petróleo -cuyo precio se disparó hasta cerca de los
150 dólares gracias a que un barril se negociaba en 2008
hasta 27 veces, de media, antes de que fuera entregado y
consumido- que tomaban como referencia índices creados por
la propia Goldman, actividad que explotó igualmente
gracias a un cambio normativo.

Una panoplia de actuaciones que pondrían de
manifiesto el poder oculto de Goldman y su influencia en la
construcción de la peor cara del capitalismo financiero,
rostro sobre el que ahora se quiere verter una pesada capa de
maquillaje de carácter social y de adecuación a su
fundamento originario que es la economía productiva. Grave
responsabilidad que, sin embargo, no le ha hecho perder ni un
ápice de su relevancia.

La importancia actual de Goldman en la gestión de
la crisis y en la, a juicio de Taibbi, siguiente burbuja que
está por llegar y que ya se está gestando. Un modo
de actuación que define de modo brillante Simon Johnson,
al que cita Taibbi, en The Atlantic como El Golpe de Estado
Silencioso, análisis éste de imprescindible
lectura.

Señala el reportero que Goldman ha alcanzado el
cénit de su influencia de la mano del que fuera su
presidente Hank Paulson, a la sazón Secretario de Tesoro
norteamericano hasta el desembarco de Tim Geithner como parte del
equipo de Obama. Tras el colapso financiero, el dinero
parecía haberse evaporado. La cacería de Goldman
necesitaba nuevas piezas que abatir. Y sólo las
podía encontrar allá donde seguro había
capital del que alimentarse: las arcas públicas Es en el
mayor rescate de la Historia donde la entidad va a hacer patente
su influencia. De hecho, no sólo consiguió
posicionar a uno de sus chicos en la gestión del Fondo de
Rescate sino que se benefició de una serie de decisiones
que le han permitido salir casi de rositas de la coyuntura
actual. Como entendió perfectamente en su momento Warren
Buffett, verdaderamente Goldman is too big to fail. No es de
extrañar que haya sido su principal apuesta bancaria en la
crisis.

Maquillaje de resultados gracias al aparcamiento de
pérdidas en meses fantasma, por cambio de calendario de
publicación, como diciembre de 2008; conversión en
banca comercial que les permite recalar bajo la
supervisión de otro ex Goldman, Stephen Friedman;
beneficios extra derivados del rescate de AIG que evita que tenga
que provisionar sus contrapartidas, mientras que se deja morir a
un competidor directo como Lehman; sospechas de
información privilegiada en relación con los stress
tests; uso de tasas impositivas sorprendentemente bajas,
etcétera, son la pléyade de acusaciones
documentadas que el texto recoge y que evocan, a juicio de
distintos agentes del mercado consultados por Taibbi, que se ha
perdido el pudor y se ha pasado de una ayuda implícita
comúnmente aceptada, y derivada de la incorporación
del talento creado en el seno de la entidad a las finanzas
públicas, a otra explícita que tiene por objeto
consolidar la posición del banco de inversión y
conservar su capacidad de maniobra.

Pero Goldman no duerme. No puede hacerlo, concluye el
autor. Así, sus empleados se convirtieron en los
principales donantes privados de la campaña electoral a la
presidencia de Estados Unidos de Obama con cerca de un
millón de dólares. Tras haber atravesado el campo
de minas del rescate bancario de manera exitosa, Goldman ha
vuelto una vez más a sus viejos hábitos y trata de
colocar a sus peones dentro de la Administración a fin de
beneficiarse de los agujeros que, en la renovada actividad
pública, se puedan vislumbrar (…) Y la nueva
apuesta de la entidad se llama derechos de emisión o
carbon credits, un mercado de un billón de dólares
que apenas existe a día de hoy pero que forma parte
principal de la Ley Energética aprobada por el Congreso el
pasado viernes. Con una particularidad, señala: el hecho
de que el límite de derechos a subastar fijado por el
Gobierno caiga anualmente implica que Goldman ni siquiera se va a
tener que pringar en hacer que los precios suban.

De momento, de acuerdo con Taibbi, la firma financiera
habría ido engrasando la maquinaria con las oportunas
contribuciones a los diferentes lobbies, la inversión
directa en compañías productoras de energías
renovables, la adquisición del 10% del Mercado de Chicago
en el que los derechos se van a negociar, la compra de un
pequeño trader que se dedica ya a tal actividad y
así sucesivamente. Cualquiera podría afirmar que se
trata de un ejercicio de buena gestión, de
anticipación de cara al futuro, pero a estas alturas de la
película el autor ya no concede a la entidad el beneficio
de la duda. Puede incluso que al final la actividad real, como
ocurre en Europa, sea mucho menos que la inicialmente predicada y
que los precios se mantengan bajo mínimos. No importa, de
lo que se trata es de denunciar el papel del banco y
añadir argumentos a su condena. Su conclusión, de
hecho, no admite dudas: Así es como funcionan las
cosas.

Con todo esto, ¿a alguien le extraña la
inversión de Buffett en la compañía? Es
fácil comprender, a la luz de esta lectura, de qué
va este negocio, condición primera y principal impuesta
por el Oráculo de Omaha para cometer cualquier
inversión. Y en finanzas, Goldman es y
¿será? la apuesta ganadora.

Este es el mundo en que vivimos, donde algunos tenemos
que respetar las reglas mientras que otros no sólo se ven
excusados de ajustarse a ellas sino que reciben dinero por
hacerlo. Un esquema mafioso en el que uno no se puede fiar de los
precios y donde hay peajes ocultos en cada dólar de
impuestos que pagas. Quizá no podamos pararlo pero, al
menos, tenemos la obligación de denunciarlo.

Un alegato demoledor que pone en tela de juicio las
prácticas llevadas a cabo por la entidad a lo largo del
último siglo de actividad financiera y que cuestiona el
enorme poder acumulado por la firma con el paso del tiempo y, en
especial, desde la incorporación de su directivo Robert
Rubin a la Administración Clinton en la década de
los 90.

¿Es para tanto?

Veamos lo que dice Paul Krugman:

"La economía de EEUU sigue en situación
precaria, con uno de cada seis trabajadores en paro o
subempleado. Aun así, Goldman Sachs acaba de anunciar
beneficios trimestrales históricos, y se prepara para
repartir enormes primas, comparables a las que pagaba antes de la
crisis. ¿Qué nos dice este contraste?

Primero, que Goldman es muy buena en lo que hace.
Desgraciadamente lo que hace es malo para Estados Unidos.
Segundo, demuestra que los malos hábitos de Wall Street
(sobre todo, el sistema de compensación que
contribuyó a generar la crisis financiera) no han
desaparecido. Tercero, demuestra que, al rescatar el sistema
financiero sin reformarlo, Washington no ha hecho nada para
protegernos de una nueva crisis y, además, ha hecho que
sea más probable que se vuelva a producir". La
alegría de Goldman Sachs (El País – 19/7/09
– Por Paul Krugman)

El profesor de Economía de Princeton y premio
Nobel de Economía en 2008, sostiene que durante la
generación anterior (desde la liberalización de la
banca de los años de Reagan), la economía
estadounidense ha estado financiarizada. La importancia del
negocio de mover el dinero, de rebanar, trocear y reenvasar
activos financieros, ha subido vertiginosamente en
comparación con la de la producción real de cosas
útiles. Eso que se ha dado en llamar oficialmente sector
de "seguros, contratos de mercancías e inversiones" ha
crecido muy deprisa, desde sólo un 0,3% del PIB a finales
de los años setenta hasta el 1,7% en 2007.

Dicho crecimiento sería estupendo si ese
carácter financiero realmente cumpliese sus promesas (si
las empresas financieras ganasen dinero dirigiendo el capital
hacia sus usos más productivos y desarrollando formas
innovadoras de repartir y reducir los riesgos). Pero,
¿puede alguien, en este momento, afirmar eso sin
inmutarse? Las empresas financieras, como sabemos ahora, han
dirigido enormes cantidades de capital hacia la
construcción de casas invendibles y de centros comerciales
vacíos. Han hecho aumentar el riesgo en vez de reducirlo y
lo han concentrado en vez de repartirlo. En la práctica,
el sector ha estado vendiendo peligrosos medicamentos patentados
a consumidores crédulos.

El papel de Goldman en ese cambio de EEUU ha sido
similar al de otros actores, salvo por una cosa: Goldman no
cayó en su propio lazo. Otros bancos invirtieron
muchísimo dinero en la misma basura tóxica que
vendían a los ciudadanos de a pie. Es bien sabido que
Goldman ganó un montón de dinero vendiendo seguros
respaldados por hipotecas de alto riesgo y luego otro
montón más vendiendo en descubierto seguros
respaldados por hipotecas, justo antes de que su valor se
hundiese. Todo esto era perfectamente legal, pero el resultado
neto fue que Goldman obtuvo beneficios tomándonos al resto
por bobos.

Y los de Wall Street tienen todos los incentivos
necesarios para seguir jugando al mismo juego. Las enormes primas
que Goldman pronto repartirá ponen de manifiesto que las
empresas de altos vuelos del sector financiero siguen funcionando
según el sistema de que si sale cara ellas ganan y si sale
cruz otros pierden.

Lo que está claro es que Wall Street en general,
con Goldman sin duda incluida, se ha visto enormemente
beneficiada por la red de seguridad financiera ofrecida por el
Gobierno (una garantía de que rescatará a los
principales actores financieros si las cosas salen mal). La
consecuencia es que el pasivo del sistema financiero está
ahora respaldado por una garantía implícita del
Gobierno.

Pero la última vez que se produjo una
ampliación comparable de la red de seguridad financiera,
la creación del seguro federal de depósitos en los
años treinta, fue acompañada de una
regulación mucho más estricta, para garantizar que
los bancos no abusaban de sus privilegios. Esta vez, las nuevas
normativas están todavía en fase de borrador (y el
grupo de presión financiero ya está
oponiéndose a las más elementales garantías
para los consumidores).

Ahora, vamos a lo
que vamos

"Goldman Sachs ha ganado 3.440 millones de
dólares en el segundo trimestre, un incremento del 65%
respecto al año pasado y el más alto de sus 140
años de existencia… Pero, ¿de dónde
salen tantos beneficios? Primero de los préstamos baratos
que obtienen de la Reserva Federal y de las garantías que
reciben del FDIC (el fondo de garantía de depósito
de EE.UU.) para la emisión de deuda a bajos tipos.
Además el salvamento de la aseguradora AIG ha beneficiado
mucho a algunos grandes bancos como Goldman que han conseguido
recuperar el 100%. Goldman también ha aumentado sus
beneficios incrementando significativamente su riesgo en mercados
de renta fija, materias primas y divisas, al viejo estilo. Lo
peor es que el anunciado aumento de los bonus en Goldman como
consecuencia de estos beneficios, incitará a otros grandes
bancos a volver a la ruleta. Recordemos que son demasiado grandes
para quebrar". ¡La banca gana! (El Mundo – 19/7/09
Por José García Montalvo)

Y luego, por supuesto, tenemos los agresivos cambios
contables. La eliminación de la contabilización de
los activos tóxicos por su valor de mercado ha permitido
reducir estas pérdidas hasta el punto de que, según
algunas estimaciones, los beneficios de los grandes bancos
serían la mitad sin la aportación de la
contabilidad del "póngase el valor contable que quiera".
Por último, la reducción en las reservas por
futuras pérdidas derivadas de las modificaciones de
préstamos hipotecarios proporciona un empujón
adicional a sus beneficios.

Le tengo un
dato…

"En abril de 2008, Marc Irizarry, un analista de Goldman
Sachs Group Inc., le había dado una calificación de
"neutral" a la gestora de fondos mutuos Janus Capital Group Inc.
Pero mientras sus informes publicados recomendaban pasividad, el
analista les dijo a decenas de corredores de la firma
estadounidense de valores que era muy probable que la
acción subiera, según documentos de la
compañía.

Al día siguiente, empleados del departamento de
investigación de Goldman llamaron a unos 50 clientes
privilegiados de la firma con esa recomendación, incluidos
los fondos de cobertura Citadel Investment Group y SAC Capital
Advisors, muestran los documentos. Los clientes que reciben la
investigación de Irizarry no se enteraron de su optimismo
respecto a Janus hasta que salió un informe impreso seis
días después, cuando las acciones de la firma ya
habían dado un salto de 5,8%". Goldman Sachs, sospechosa
de favorecer a sus mejores clientes con recomendaciones
selectivas (The Wall Street – 24/8/09)

Todas las semanas, los analistas de Goldman ofrecen
recomendaciones bursátiles durante una reunión que
la firma denomina "corrillo de corretaje". Pero sólo unos
pocos de los miles de clientes suscritos a los informes de
Goldman reciben las sugerencias.

Durante las reuniones, los analistas de Goldman
identifican las acciones que creen que subirán o
caerán en función de sus anuncios de resultados, la
dirección general del mercado u otros factores de corto
plazo. Algunas de sus recomendaciones difieren de las que
aparecen en los ampliamente difundidos reportes de Goldman.
Algunos corredores de la firma que hacen apuestas con los propios
recursos de Goldman asisten a estos encuentros.

Los críticos se quejan de que limitar la
distribución de los consejos de inversión de
Goldman sólo a sus mejores clientes perjudica a los que no
tienen la oportunidad de recibir tal
información.

La regulación de las firmas de valores en Estados
Unidos exige que compañías como Goldman ofrezcan
"un trato justo a los clientes" y prohíbe que sus
analistas emitan opiniones que contradigan sus convicciones
reales sobre una acción. Steven Strongin, director de
investigación de Goldman, asegura que nadie recibe una
ventaja injusta en esas reuniones y que las ideas de
inversión a corto plazo no se oponen a los
pronósticos a largo plazo reflejados en sus informes
impresos.

George Klopfer, un ex cliente de Goldman que no formaba
parte del selecto grupo que recibía los consejos de
inversión, considera que la práctica es injusta.
"Cuando me uní a Goldman como cliente, recibí todos
sus sofisticados folletos que dicen que el cliente es lo primero
(…) Era el último de la fila", lamenta. Este año,
decidió cerrar su cuenta de US$20 millones tras perder
dinero con varios fondos de Goldman.

Desde que empezaron a celebrarse los corrillos de
corretaje hace unos dos años, Goldman ha provisto "ideas
de inversión" sobre cientos de acciones a los corredores y
sus mejores clientes, según documentos internos revisados
por The Wall Street Journal.

Monografias.com

Edward Canaday, portavoz de Goldman, asegura que las
recomendaciones apenas sirven para hacerse una idea del "color
del mercado" y que son "siempre consistentes con el
análisis fundamental", que aparece en los reportes
publicados. "Se espera de los analistas se refieran los
acontecimientos que pueden tener un impacto a corto o largo plazo
sobre el precio de una acción", señala, aunque eso
contradiga el panorama general de un analista. Los informes de
Goldman incluyen una cláusula que dice que "los agentes de
venta, corredores y otros profesionales" pueden adoptar
posiciones contrarias a las opiniones expresadas en sus reportes.
Sin embargo, la firma no revela el contenido de sus
reuniones.

Canaday dice que los analistas reciben instrucciones de
que cualquier comentario hecho durante una reunión que
pudiera traducirse en cambios en la calificación, estimado
de ganancias o meta del precio de una acción "debe ser
publicado y diseminado ampliamente a todos los clientes". Sin
embargo, apunta que los cambios en una recomendación tras
una reunión son excepcionales.

Los datos normalmente se dirigen a los más altos
clientes que han expresado su interés en recibir la
información y que tienen horizontes de inversión a
muy corto plazo, agrega. Goldman no quiere sobrecargar a otros
clientes con información que no sea relevante para ellos,
aclara. "No estamos en el negocio de servir a miles de clientes
minoristas", observa.

Los analistas tienen un incentivo financiero para
proveer a sus clientes con información útil.
Goldman reserva aproximadamente la mitad del dinero concedido
cada año a la compensación de analistas y lo
reparte en función de las opiniones de los clientes. El
resto de la remuneración de un analista depende del
desempeño de las acciones que escogió. Este sistema
de pago es común en la mayoría de firmas de Wall
Street.

El año pasado, la Autoridad Regulatoria de la
Industria Financiera (Finra, por sus siglas en inglés),
propuso nuevas normas para clarificar las obligaciones de revelar
información bajo la ley existente con el requisito de
"tratar justamente" a todos los clientes. Las firmas pueden
emitir recomendaciones contradictorias siempre y cuando los
clientes sean informados de que esas inconsistencias son
posibles.

Un vocero de Finra dice que el organismo sigue revisando
comentarios presentados en respuesta a la propuesta. Goldman no
hizo comentarios sobre las nuevas normas sugeridas.

El mercado de
derivados (y su eventual regulación)

"Las cinco grandes entidades ganarán este
año 35.000 millones de dólares en un mercado que
encara la mayor reforma desde su creación hace 30
años.

Wall Street está preparándose para librar
una batalla en defensa de uno de sus feudos más
provechosos: el mercado de derivados no regulado, que mueve 592
billones de dólares y encara la mayor reforma desde su
creación hace 30 años". La banca de Wall Street
combate la regulación del mercado de derivados (Negocios –
31/8/09)

Cinco bancos de Estados Unidos, entre ellos JPMorgan
Chase, Goldman Sachs y Bank of America, ganarán más
de 35.000 millones de dólares este año negociando
contratos de derivados no regulados. En juego está
cuánto de este negocio podrán conservar ellos y
otros intermediarios.

"Los modelos de negocio de los grandes intermediarios
tienen tan pocas oportunidades de obtener beneficios que tienen
que defender la última gran frontera de las rentabilidades
de dos y hasta tres dígitos", explica Christopher Whalen,
director general de Institutional Risk Analytics, que analiza
bancos para inversores.

A finales del primer trimestre, los cinco operadores de
derivados más grandes de Estados Unidos -JPMorgan, Goldman
Sachs, Bank of America, Morgan Stanley y Citigroup- tenían
un 95% del valor de los derivados por 291 billones de
dólares de las 25 sociedades bancarias más grandes
del país, según un informe de la Oficina del
Contralor de la Moneda (OCC). Más del 90% de esos
derivados fueron negociados en mercados no regulados,
según la OCC.

En los seis primeros meses de 2009, esos cinco bancos
ganaron 35.000 millones de dólares negociando derivados,
como permutas de tipos de interés y riesgo crediticio
(CDS), e instrumentos líquidos como bonos del Tesoro y de
empresa, según la Reserva Federal.

Las críticas arrecian y Washington se pone manos
a la obra. Aunque los legisladores decidieron en 2000 eximir los
derivados de la supervisión del Gobierno, el sector
financiero reconoce ahora que hay un amplio consenso en
Washington, que no en Wall Street, para regular estos
instrumentos.

Pero, ¿en qué consisten? Los derivados son
instrumentos financieros que se derivan de acciones, bonos,
préstamos, monedas y materias primas o que están
vinculados a sucesos específicos como cambios en los tipos
de interés o el clima. Los credit default swaps (CDS)
aseguran a los inversores contra impagos de bonos y pueden ser
utilizadas para especular sobre la solvencia de una
compañía.

La negociación over the counter (OTC) negocia
instrumentos financieros (acciones, bonos, materias primas, swaps
o derivados de crédito) directamente entre dos partes.
Este tipo de negociación se realiza fuera del
ámbito de los mercados organizados.

El
"círculo" de Geihtner

"Algunos de los ayudantes más cercanos de Timothy
Geithner, secretario del Tesoro, han ganado millones de
dólares al año trabajando para bancos como
Citigroup y Goldman Sachs, hedge funds y firmas de capital
privado como Blackstone, según recoge Bloomberg. Y han
accedido al cargo sin pasar por el escrutinio del
Senado.

Entre estos asesores, que cobran del Tesoro pero que no
necesitan ser confirmados por el Senado, se encuentra Gene
Sperling, que el año pasado cobró 887.727
dólares de Goldman Sachs y 158.000 más de otras
compañías financieras a las que ofreció
charlas, firmas entre las que se encontraba la del estafador
Allen Stanford. Otro de los ayudantes de Geithner, Lee Sachs,
cobró un salario de más de 3 millones de
dólares de Mariner Investment, un hedge fund de Nueva
York". Geithner se rodea de ex empleados de Wall Street en el
Tesoro (El Economista – 14/10/09)

Como parte del grupo de asistentes de Geithner, Sperling
y Sachs también supervisan los 700.000 millones de
dólares de ayuda a los bancos y deciden sobre las normas
sobre los pagos a los ejecutivos y la reforma financiera que
quiere implantar el Tesoro.

Aunque es habitual que funcionarios del Tesoro vengan de
la industria financiera, choca con las declaraciones de Obama y
su gobierno, acusando a Wall Street de prácticas que han
provocado la crisis financiera. Además, el presidente ha
prometido cambiar Washington alejando a los
"lobbystas".

Aparte de Sperling y Sachs, dentro del círculo de
consejeros de Geithner se encuentra Lewis Alexander, antiguo
economista jefe de Citigroup. Además, en otros cargos que
no requieren confirmación se encuentran Matthew Kabaker,
que trabajaba para la firma de capital privado Blackstone y Mark
Patterson, "lobbysta" de Goldman Sachs.

Alexander dejó Citigroup en marzo para unirse al
Tesoro y recibió 2,4 millones del banco en 2008 y los
primeros meses de 2008. Es asesor de Geithner en economía
e investiga los mercados financieros. Kabaker trabaja en
política financiera doméstica y ha participado en
el plan para que los bancos se deshicieran de sus activos
tóxicos, y ganó 5,8 millones en Blackstone en 2008
antes de incorporarse al Tesoro a finales de enero de
2009.

Sperling, por su parte, complementó su salario en
Goldman con una gran variedad de trabajos de consultor, asientos
en consejos y otros, hasta ganar 2,2 millones de dólares
en los 13 meses anteriores a enero. Entre otras trabajó
para el Philadelphia Stock Exchange, para dos hedge funds (Brevan
Howard Asset Management y Sterling Stamos Capital Management) y
para la agencia Bloomberg, donde era columnista y aparecía
en la televisión de la agencia financiera.

Goldman le pagaba 887.727 por ser consejero en temas
benéficos, mientras que Patterson, que es jefe de personal
de Geithner, recibió 637.492 dólares del banco de
inversión por su trabajo de "lobbysta" a tiempo
completo.

Este grupo de financieros están aplicando el plan
de rescate que aprobó el antecesor de Geithner, Henry
Paulson, y están diseñando las reformas que
determinarán el futuro de Wall Street en los
próximos años. Varios senadores han acusado a
Geithner de estar beneficiando a una industria que considera como
propia.

El pasado noviembre, en el Congreso, y durante su
comparecencia frente al Grupo de Fiscalización del fondo
de rescate bancario, Geithner tuvo que soportar que un grupo de
personas mostraran carteles contra el empleo del dinero de los
contribuyentes para dichos rescates: "Devuélvenos la
pasta".

Geithner ha llegado a negar de forma explícita
que beneficie a Goldman Sachs en particular. "Hemos sido
obligados a hacer cosas extraordinarias y agresivas para ayudar a
salvar a la economía", dijo Geithner en una entrevista al
diario estadounidense Wall Street Journal y a Digg, una
página web donde millones de usuarios comparten y
califican artículos.

"Estoy completamente seguro de que ninguna de esas
decisiones (…) tuvieron nada que ver con los intereses
específicos de ninguna empresa individual, mucho menos con
Goldman Sachs", dijo Geithner.

En más de una ocasión Geithner ha
garantizado la completa integridad que se exige a los oficiales
de las agencias públicas. Éstos, "gente honorable"
que, como Henry Paulson -anterior Secretario del Tesoro-,
hicieron "grandes cosas para el país" y actúan
siempre por el interés de la comunidad financiera, y no de
empresas concretas. Pese a ello, Geithner se excusó
diciendo que éstos son trabajos muy complicados, y
más aún en tiempos de crisis financiera.

A pesar de la confianza que Geithner deposita sobre los
oficiales públicos, el secretario del Tesoro no quiere
hablar de una auditoria a la Reserva Federal por el reparto de
los fondos públicos. Rechazó en varias ocasiones la
resolución del Congreso promovida por Ron Paul, que
abogaba por una auditoría y supervisión exhaustiva
de la Reserva Federal. Esta iniciativa había cosechado
gran éxito no sólo en el mismo Congreso de EEUU,
sino entre diversos movimientos ciudadanos y civiles.

El amor en los tiempos de "cólera"

"Para bien o para mal, de vez en cuando una empresa es
elegida por el destino para representar "el rostro inaceptable
del capitalismo", un término acuñado por el
fallecido primer ministro británico Edward Heath. Para
mucha gente, Goldman Sachs es hoy ese rostro.

Los chistes más suaves se refieren a la
legendaria firma de inversión como "Gobierno Sachs",
debido a sus conexiones con el ex secretario del Departamento del
Tesoro de Estados Unidos Henry Paulson (que en su momento fue
presidente ejecutivo de Goldman) y otros ex alumnos, quienes, al
desempeñarse como funcionarios en Washington, participaron
en el rescate financiero del año pasado. Algo menos
amable, un periodista de la revista Rolling Stone comparó
a Goldman con un "gran calamar vampiro que envuelve la cara de la
humanidad y que dirige sus tentáculos de forma implacable
hacia cualquier cosa que huela a dinero". Goldman Sachs, una
historia de amor y odio (The Wall Street Journal –
20/10/09 – Por Holman W. Jenkins Jr.)

De los cinco mayores bancos de inversión que
existían hace poco más de un año,
sólo sobreviven dos: Goldman y Morgan Stanley. Lehman
está muerto; Bear Stearns y Merrill fueron absorbidos por
bancos comerciales. Incluso al sobrevivir, el precio en
reputación para Goldman fue sin dudas, y oscuramente,
mayor que para el otro sobreviviente.

Sentado en su oficina en el piso 30 de la sede central
de la empresa en Manhattan, el presidente ejecutivo de Goldman,
Lloyd Blankfein, asegura estar más perplejo que lastimado
por las críticas. Es de suponer que su serenidad se debe a
que los hechos de los que hablamos -el coqueteo de Goldman con la
muerte- parecen haber quedado en el pasado.

Defiende todo lo que considera ejemplar sobre su firma:
su disciplina para correr riesgos; que el 90% de sus ingresos y
ganancias proviene de servicios a los clientes; que no es
sólo un fondo de cobertura gigante; que juega un rol
social vital para enlazar a quienes tienen capital y quienes lo
necesitan; que sus altos ejecutivos se suelen jubilar
jóvenes y dedicarse a la filantropía o el servicio
público.

Sí, admite, que la presencia de tantos ex
ejecutivos de Goldman en puestos altos del gobierno a algunos les
da la impresión de que la firma está moviendo
conexiones (algo que él desmiente). "Pero", señala,
"apuesto a que cuando las aguas se calmen, volverá a
considerarse como algo positivo que la gente deje de lado su
búsqueda de riqueza personal y se dedique al servicio
público".

Sin embargo, la pregunta de si él y sus colegas
le deben sus fortunas -que se han vuelto a expandir- al rescate
gubernamental, no es fácil, ni para él ni para
nosotros (dice el reportero del periódico
citado).

Blankfein afirma que agradece las intervenciones del
gobierno que estabilizaron la crisis, pero se resiste a llegar al
corolario obvio, que se ha vuelto aún más evidente
en medio de las recientes revelaciones sobre cuán
vigorosos fueron los esfuerzos de Washington para mantener vivo a
Goldman.

El corolario: por ahora, Washington considera que
Goldman es "demasiado grande para quebrar", y puso una
garantía efectiva con dinero de los contribuyentes tras la
firma, bonificaciones opulentas incluidas.

Si el sistema financiero hubiera colapsado, Blankfein
admite sin dudarlo, "nos hubiéramos desbarrancado con el
resto. Sería ridículo decir lo contrario. Como
miembros del sistema, todos corríamos peligro… Si usted
hubiera sabido lo que yo sabía, habría estado tan
asustado como yo" (le dice al autor de la nota). Pero insiste que
Goldman no estaba en un riesgo particular.

Lo que llama la atención hoy es la importancia
acumulativa de esos esfuerzos. Al intentar salvar al sistema, el
gobierno buscaba salvar a Goldman; al intentar salvar a Goldman,
buscaba salvar al sistema. Goldman = sistema, es un buen
resumen.

Blankfein prefiere enfatizar el rol de las iniciativas
de auto-ayuda de Goldman, como acelerar las gestiones para que la
firma actuara como un holding bancario y pasara de la
órbita de regulación de la Comisión de Bolsa
y Valores (SEC) a la de la Reserva Federal.

Dos días después de lograrlo, Blankfein
captó US$ 5.000 millones de Warren Buffet, seguido de una
venta de US$ 5.000 millones en acciones de Goldman en el mercado
bursátil. El impacto en la confianza de los clientes e
inversionistas, agrega Blankfein, fue "enorme" e
instantáneo.

Luego está el tema de AIG, fuente de
recriminaciones incluso entre los hermanos de Goldman en Wall
Street. Si AIG, un jugador enorme en toda clase de mercados,
hubiera quebrado, el impacto en la economía hubiera sido
incalculable. Al día de hoy, se afirma que el rescate de
AIG era un rescate encubierto de Goldman.

AIG había emitido gran cantidad de
garantías respaldadas por hipotecas de alto riesgo;
Goldman había comprado gran cantidad de esas
garantías. AIG fue rescatada, aunque eso quiso decir que
el dinero de los contribuyentes, en cierto sentido, fue a parar
al bolsillo de Goldman para cumplir con las obligaciones de
colateral de AIG.

Las teorías de la conspiración siempre
surgen cuando ocurren eventos de grandes consecuencias. No cabe
duda que Blankfein estaba cuidando su firma y que Paulson y
compañía intentaban evitar un colapso
económico. Lehman, Bear, AIG, y otras firmas estaban al
mando de ejecutivos con fortunas significativas ligadas a sus
acciones en las empresas. Y aun así explotaron. Mientras,
los acreedores fueron rescatados, es decir los mismos que
aportaron el apalancamiento que permitió que los bancos
crecieran demasiado para caer, y quizá lo volverían
a hacer. Goldman no tiene la culpa de eso. Sólo Washington
puede hacer algo al respecto.

Al final, hasta
el abuelito de Heidi nada con los tiburones

"Berkshire Hathaway Inc. de Warren Buffett se
asoció con Goldman Sachs Group Inc. en el intento del
banco de inversiones por adquirir US$3.000 millones en
créditos tributarios de la firma hipotecaria de propiedad
del Gobierno estadounidense Fannie Mae, indicaron personas con
conocimiento del tema". Goldman y Buffett se asocian para comprar
créditos de Fannie Mae (The Wall Street Journal –
4/11/09 – Por Susanne Craig, Christina S.N. Lewis y Damian
Paletta)

El ingreso de Buffett agrega un nuevo factor a la
operación ya políticamente sensible. El
Departamento del Tesoro está considerando bloquear
cualquier posible venta debido a que no beneficiaría a los
contribuyentes. El dinero que recibiría Fannie Mae
sería contrarrestado por la caída en el ingreso
tributario del Gobierno.

El Gobierno tomó el control de Fannie Mae y
Freddie Mac el año pasado y el Departamento del Tesoro ha
invertido cerca de US$100.000 millones en los gigantes
hipotecarios.

Los créditos prácticamente no tienen valor
para Fannie Mae y requieren que la compañía asuma
pérdidas en cada trimestre a medida que su valor
disminuye. Compañías como Berkshire Hathaway y
Goldman Sachs podrían usarlos para contrarrestar gastos de
impuestos federales.

Al que roba al
ladrón… ¿cien años de
perdón?

Serguey Aleynikov fue interceptado el 3 de julio en el
aeropuerto internacional de Newark por varios agentes del FBI.
Este inmigrante ruso con residencia en Nueva Jersey fue arrestado
bajo la acusación de robar códigos
informáticos de alto secreto. Pero ni los secretos eran
militares ni su destino, aparentemente, era una potencia
extranjera. Aleynikov era un empleado de Goldman Sachs y
está acusado de haberse llevado el código que
utilizan los programas automáticos de inversión de
esta firma.

Esta historia de espías ha llevado a primera
línea de actualidad algo que se comentaba con asiduidad en
los círculos financieros desde hace meses: el cada vez
mayor peso de las operaciones automáticas en la Bolsa.
Según la New York Stock Exchange, hay semanas en las que
la mitad del negocio lo hacen ordenadores, sin que intervenga la
mano del hombre. Ellos observan el mercado, ellos miran, ellos
deciden y ellos compran. Y después venden. En
cuestión de milisegundos. Según fuentes del
mercado, la participación de las máquinas en el
negocio bursátil llega al 70% si se suman las operaciones
llevadas a cabo en las Bolsas no tradicionales. Y se gana mucho
dinero. Joe Saluzzi, bróker estadounidense de la firma
Themis Trade, calcula que el par de cientos de firmas que hacen
intermediación de alta frecuencia pueden ganar unos 21.000
millones de dólares al año.

Los programas captan la información de mercado
que pueda ser relevante. A través de complicados
algoritmos matemáticos buscan pautas de comportamiento y,
en consecuencia, operan. Aunque lo hacen a través de
pequeños paquetes de acciones -para ocultar las huellas-,
mueven grandes cantidades de dinero. Así, por
minúscula que sea la variación de precio, quien se
adelante a los demás gana mucho dinero. Y el abanico de
operaciones realizadas es tan amplio y complejo como cabe esperar
de la imaginación de un ejército de
matemáticos millonarios armados con
superordenadores.

Ahora bien, los ordenadores ganan dinero sólo si
tienen una ventaja sobre su competencia, que no son los humanos,
sino otros ordenadores. Dicha ventaja se obtiene bien por la
infraestructura (mejores máquinas y más
rápidas) como por la sofisticación de los programas
que operan. Es una verdadera carrera armamentística, y
como en cualquier carrera de armamentos, la información es
poder. Por eso el robo del programa parece sacado de una
película de espías.

"Es donde se gana todo el dinero ahora", comentó
a The New York Times William Donaldson, ex presidente de la SEC,
supervisor de los mercados, "si un inversor no tiene medios,
está en una gran desventaja". En realidad, si el
pequeño inversor tiene poco que hacer frente a los
profesionales, éstos no tienen mucho más futuro
frente a las máquinas. Los programas automáticos
entran o salen del mercado en milisegundos, para volver a entrar
si detectan que los parámetros siguen siendo favorables.
Por ejemplo, ante una noticia o un flujo de órdenes ven
una pauta alcista, compran y venden a un precio, unos
céntimos más alto. Los inversores tradicionales
llegan más tarde, pero compran igualmente, y el programa
automático puede seguir penalizando a los que lleguen
más tarde. Otros programas, según señalaba
esta semana The Economist, generan volatilidad artificial en las
acciones para elevar el precio de las opciones. Otros
están preparados para reaccionar a las noticias que
envían las agencias de noticias y responder a éstas
antes que los intermediarios humanos. Y hay programas que
están pensados para detectar las operaciones de otros
sistemas y contraprogramar operaciones…

La asimetría de información y de
oportunidades es algo que siempre se ha dado en la Bolsa. Pero
las estrategias destapadas por el caso Aleynikov despiertan
algunas preguntas que sobrepasan el ámbito de la
inversión pura y dura. Y, paradójicamente, ha sido
el fiscal del caso, Joseph Facciaponti, quien ha hecho algunos
apuntes inquietantes: "El banco ha señalado la posibilidad
de que alguien que sepa usar este programa pueda hacerlo para
manipular los mercados con intenciones maliciosas". Una frase
quizá no demasiado afortunada, pues el ultrasecreto
programa ya era utilizado profusamente por Goldman.

Como Goldman, los "hackers" también usan
programas automáticos de inversión

"Washington.- El Departamento de Justicia de Estados
Unidos procesó a ocho hackers de Rusia y Europa del Este
que formaban parte de una elaborada red delictiva acusada de
robar US$ 9 millones de cajeros automáticos en cientos de
ciudades alrededor del mundo en cuestión de horas". Acusan
a "hackers" de perpetrar amplio robo cibernético en
cuestión de horas (The Wall Street Journal –
11/11/09 – Por Siobhan Gorman y Evan
Pérez)

El martes, los fiscales de Atlanta anunciaron los cargos
en uno de los hurtos de banca electrónica más
osados y nocivos conocidos hasta el momento. Uno de los acusados
fue arrestado y está a la espera de ser extraditado de
Estonia. Los demás estarían
prófugos.

Los presuntos hackers descifraron un sistema
informático de RBS WorldPay Inc., la división
estadounidense de procesamiento de pagos del banco
británico Royal Bank of Scotland Group PLC, y clonaron
tarjetas de débito prepagas, que luego usaron para retirar
efectivo de 2.100 cajeros automáticos en 280 ciudades del
mundo. La operación sincronizada, que comenzó el 8
de noviembre, no demoró más de 12 horas.

El caso de RBS es parte del auge de los robos en
línea a bancos y otras entidades financieras. "La cantidad
que se roba electrónicamente o (en) filtraciones de datos
es mayor que la de los robos en sucursales", señala Shawn
Henry, subdirector de la división de crímenes
cibernéticos de la Oficina Federal de Investigación
(FBI), en una entrevista.

Los presuntos hackers vulneraron las tarjetas de
débito que las empresas otorgan a sus empleados para que
puedan retirar sus salarios. Una vez ingresaron a los sistemas,
elevaron el cupo máximo permitido para retiros y luego
intentaron destruir los datos en los sistemas para cubrir la
infiltración, informaron los fiscales.

Se presentaron 16 cargos. Los más serios fueron
contra cuatro conspiradores y variaron desde fraude
cablegráfico a robo de identidad agravado. Otros acusados
enfrentan cargos menos graves. RBS devolvió a sus clientes
la totalidad de los fondos robados.

Las pérdidas podrían haber sido mucho
mayores si los hackers hubiesen ensamblado una red más
amplia de cómplices que visitaran una mayor cantidad de
cajeros automáticos, dijo Henry. "La dimensión de
la red humana fue un limitante debido a que a algunos cajeros se
les agotó el dinero", aseveró.

Los hackers en el caso de RBS pertenecen a una de las
dos pandillas que la policía ha seguido en los
últimos años luego de haber causado estragos en las
empresas financieras estadounidenses. El segundo grupo es
responsable por los ataques en Internet contra TJX Cos.,
Heartland Payment Systems y otras empresas. Su líder, el
estadounidense Albert González, fue procesado en agosto
junto a sus conspiradores.

Los expertos en seguridad señalan que el grupo
que atacó RBS fue considerablemente más sofisticado
que el liderado por González.

Uno de los líderes es Viktor Pleshchuk, de 28
años, que reside en San Petersburgo, Rusia. Pleshchuk
manipuló los datos y usó la red de computadoras de
RBS WorldPay con la ayuda de otras personas, según la
acusación formal. Pleshchuk desarrolló un
método utilizado para descifrar los números de
identificación personal a partir de la información
codificada en la red de RBS WorldPay.

Otro conspirador, Sergei Tsurikov, de 25 años, de
Tallin, Estonia, se encargó de hacer el reconocimiento del
sistema de RBS WorldPay y apoyó otras actividades,
según la acusación. También habría
compartido información con Pleshchuck. Tsurikov
está en proceso de ser extraditado a EEUU desde Estonia.
Se tratará del primer cibercriminal en ser extraditado
desde Europa del Este, que se ha transformado en un centro
neurálgico de esta clase de delitos. Un cuarto involucrado
es uno de los hombres más buscados del servicio secreto de
EEUU: Oleg Covelin, de 28 años, de Chisinau, Moldavia,
según la acusación. Covelin distribuyó la
información de la cuenta al resto para que retiraran los
fondos de los cajeros. Fue imposible localizar a los abogados de
los acusados.

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